El GH

Hoy me recibí oficialmente del secundario.
10:00hs. "Aprobaste". Con esa palabra el profesor de filisofía me arancó la pertenencia al GH, a mi colegio, ya no soy alumna.
Termine el secundario y no quiero. Mi vieja dice que es miedo a madurar, a empezar otra etapa en la que me tengo que valer por mi misma. Yo digo que es duelo. Duelo de perder el lugar en el que pase 8 horas al día(a veces más) los últimos 15 años de mi vida. Duelo de perder a la gente que me vió crecer. Duelo de perder a la gente con la crecí.
Es lógico que no quiera terminar el secundario. Si en la puta vida me cambiaron del colegio, si el aula en que terminé quinto año es la misma en la que almorzé todos los días hasta tercer grado. Como voy a querer dejar de ponerme el uniforme que me vistió desde que tengo uso de razón, con las siglas GH sobre mi pecho, con el rojo, verde y blanco de la pollera casi tatuado en las piernas. Como voy a ir de buena voluntad a una universidad enorme si durante toda mi escolaridad fui "Ara, la que en sala de 3 tomaba la leche con la directora". Es de persona con poca capacidad mental pensar que voy a aceptar que se acabó, que ese colegio que empezó conmigo, va a seguir sin mí.
Entonces no me vengan con la boludez de que es miedo al cambio. Cambio las pelotas. Es como si de un día para el otro me dijeran que me tengo que ir a vivir al congo belga con otra familia y nunca volver, pero dejate de joder.
Es que estoy TRISTE. Triste porque voy a extrañar a mis compañeros, a mis profesores. Voy a extrañar escaparme del aula para tomar café con la preceptora, o charlar un rato con Jm. Porque ya no voy a poder llegar tarde y decir que tengo la presión baja para no entrar a la hora de Literatura mientras el rector me va a comprar facturas a la esquina (si, me va a comprar facturas). Porque ya no voy a subir las escaleras por las que me caí cuando tenía 7 años y me raspé una pierna. Porque ya no me voy a escapar a fumar un pucho a la terraza en la que jugaba al elástico con mis compañeras de cuarto grado. Porque ya no voy a ir a ese baño tan pulcro y prolijito que hoy mismo corrompi escribiendo en su puerta. Porque ya no le voy a poder manguear sanguches a la del buffet con una promesa de pagaré que hoy es casí tan grande como la deuda externa. Porque ya no voy a poder imprimir los trabajos de raje en la oficina del secretario.
Estoy triste hoy, y se que en abril cuando entre en un aula donde no conozca a nadie me voy a acordar de las veces que caí sin dormir al colegio, de las veces que me copié a ocho manos con el consentimiento mismo de mis profesores, de cada chisme que corrió por los pasillos de ese edificio lleno de recuerdos, de los de 4to que nos tienen en un pedestal pero a la vez nos odian por ser "los preferidos del rector", y de todas mis compañeros. Se que en abril me voy a acordar de todo eso, y no me va a quedar otra que salir corriendo al final de la clase, subirme al colectivo y llamar al GH al grito de "Roxi, prepara café que esta vez las facturas las invito yo".