viernes, 1 de agosto de 2008

Hasta algún día.

Ayer, después de 25 cigarrillos logré tranquilizarme un poco. Pero mi paz no duró mucho, ya que al ratito G me mando un mensaje preguntando que estaba haciendo.
Le conté lo que L me había dicho y quedamos en encontrarnos en un pub de caballito para hablar.

Fuimos con A a este pub, estuvimos un rato charlando, nos pusimos en pedo, y al ratito llegó G.
Por primera vez (y última) le dije todo lo sentía por el, por más patético que pueda sonar. Le dije que me importaba, que quería estar con el, y que me dolía que viera a L; y después de una hora y media de charla, le cayó la ficha, asó de repente. No se si fue algo que le dije, o la manera en que lo mire, pero le cambió la cara y me dijo "de verdad te importo tanto?". Y justo cuando me iba a dar un beso, A grita que llegó el taxi. Y me fui, lo deje ahí junto con todas las cosas que quería decirle, junto con todos los besos que quería darle. Lo deje sin estar segura de si lo iba a volver a ver, sin tener certeza de nada, simplemente lo deje. Me subí al taxi y me empezaron a caer las lágrimas, mientras él miraba desde la esquina aflijido.
Por primera vez en mi vida, sabía que estaba haciendo algo que iba totalmente en contra de lo que yo quería, algo que iba a arruinar todos mis planes, pero que era lo que tenía que hacer.
Me fui.

Ya en el taxi, no pude aguantar y lo llame, le rogué que terminaramos de hablar, para darle un cierre a esto minimamente, pero estaba empecinado con que fuera a la casa. Así que llegué mi casa, me acosté y antes de cerrar los ojos, le mande el último mensaje "Me preguntaste si me importabas tanto, la respuesta es sí"

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