miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un amor que no fue I

Con Le fuimos compañeros de Jardín y nos volvimos a encontrar en 1er año de la secundaria. Realmente no me acordaba mucho de él, y tarde bastante en volver a hablar con él.
Clase a clase pasaron los años, y ya para mediados de 3ro eramos mejores amigos. Podíamos pasar noches enteras charlando los dos de la vida, siempre y cuando tuviéramos un cigarrillo en la mano. Confiábamos el uno en el otro incondicionalmente y siempre que alguno necesitara ayuda el otro iba a estar al lado. Realmente nos queríamos, quizás un poco más de lo que pudimos manejar.
Llegó un punto en el que la relación era rara. Nuestros amigos siempre jodían con que íbamos a estar juntos, aunque nosotros lo negáramos a muerte. Nuestras charlas dejaron de ser meramente inocente para que comenzáramos a dejar sentimientos más grandes en nuestras palabras. Ya no sentíamos lo mismo que antes, ya no éramos amigos, no nos alcanzaba con ser amigos. Queríamos más. Yo me había enamorado de él, y sospecho que le pasaba lo mismo.
Pero ya sea por miedo al rechazo, o por vergüenza, jamas hablamos del tema. Lo ignorábamos como si nada pasara. "Somos amigos" seguíamos diciendo, pero esa frase venía acompañada de un dejo de desilusión, de tristeza.
Una noche, nos dejamos llevar por el exceso de alcohol y las ganas contenidas. Terminamos juntos a los besos en la casa de un amigo. Llenos de culpa caímos vencidos por el deseo, y cada beso, cada caricia era el premio que tan caro terminamos pagando. Llegué a mi casa muerta de angustia, después de ver su mirada tan distante cuando me fui.
Esa misma noche, nuestra amistad murió, pero no tuvimos el coraje como para seguir adelante. Quizás fue la culpa de haber destruido lo que teníamos, que nos separó. No se. Solo se que él se enojó conmigo y no me habló más hasta principios de este año.
Hoy nos vemos todos los días, hablamos, nos llevamos bien. No es lo mismo, no se compara. Y no puedo evitar pensar cada vez que lo veo, en lo que pudimos haber sido, lo que podríamos haber tenido juntos.

martes, 25 de noviembre de 2008

Pucha que vale la pena estar vivo.

Después de mucho tiempo de inestabilidad emocional y mucha angusía tuve un fin de semana que me levantó el ánimo, y me hizo recordar todo lo bueno que tengo y toda la gente linda que me quiere.
El viernes fui a seven como siempre con Agus, Gabi y sus amigos y -como yo había anticipado- me encontre a Juan Manuel y estuve con él. Es un dulce, lo adoro, me encanta.
El sábado pensaba irme a dormir a lo de mi abuela para visitarlos, pero me llamó Facu y me dijo que él y los chicos del colegio se iban a juntar en la casa de uno, que fuera. Fuí, y eramos seis de los chicos y yo sola. Nos cagamos de risa toda la noche, la pase genial como hacía mucho no lo hacía. Además yo los amo, y nos llevamos muy bien.
Y ayer, como era el último día de clases nos juntamos bien temprano a tomar algo, compramos cotillón y caimos al colegio medio en pedo, con cornetas, espuma, papel picado y pelotudeces y descontrolamos todo el colegio. Entre nosotros estaban Scooby Doo, Elmo de plaza sesamo y Pablo de los Backyardigans personificados y haciendo kilombo. Terminamos en la calle, con la policía que fue tras los llamados del rector y se terminó copando con el festejo.

Así da gusto levantarse todas las mañanas.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Defendeme

Hoy, como casi todos los días fui a buscar a mi primo de ocho años al colegio. Cuando sale veo que esta al borde del llanto. Le pregunto que le pasa y me dice que el nene que hace unos meses le robo un juguete, lo molesta con eso, lo goza en una palabra.
Yo quise explicarle que no tiene que hacerle caso, que lo único que tiene que hacer es no darle bola y nunca más prestarle nada. Pero justo cuando lo estaba consolando sale el nene y mi primito me dice: "ahí esta, decile algo". Yo le conteste que no le podía decir nada, porque encima la madre del pendejo es una pelotuda a cuerda, a lo que él me respondió: "Porque no me defendes? no te importa?".
Me partió el alma, me sentí la mierda más grande del universo. Solo pude abrazarlo e irme con él, para después buscar algo que decirle, pero no me salió nada.

martes, 18 de noviembre de 2008

Yo quiero

Yo quiero que alguno de todos esos blogguers re copados me enseñe como hacen para saber de donde mongo llega la gente a tu blog, y como, o que mierda es lo que buscó en google y tu blog salió como respuesta. Quiero entenderlo, y estar chocha porque va a resultar ser re fácil y re simple. Porque sí, soy medio boluda, y de estas cosas no se mucho.
Puede ser? Porfis.

sábado, 15 de noviembre de 2008

A veces

A veces necesito estar sola, y tengo mucha gente al rededor que me vuelve loca.
A veces necesito estar acompañada, como hoy, y estoy sola, solísima.
A veces me olvido que no me banco a mi vieja, pero ella de alguna manera lo detecta y me hace acordar.
A veces me enojo mucho con alguien sin razon, y recien al otro día me doy cuenta de que exagere.
A veces me agarran ataques de orgullo, y no acepto mis errores.
A veces lloro sin razón.
A veces extraño a gente que no deberia, como a G.
A veces pido disculpas cuando no deberia.
A veces esta todo bien, y de repente mi vida se va al carajo.
A veces quisiera irme a la mierda, y no volver nunca más.
A veces siento que estoy justo en el lugar indicado.
A veces me siento necesitada.
A veces siento que nadie me necesita.
A veces hago cosas sin pensar las consecuencias.
A veces pienso, reflexiono, intento cambiar.
A veces prefiero no pensar en nada.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Maldito Morfeo

8 de septiembre, 6 de la mañana. Vuelvo de bailar, última noche en Bariloche. Me quiero matar, lo vi a Juan con otra. El cansancio puede más que yo, más que mis ganas de pelear con él, más que mis ganas de cumplir con mi promesa de quedarme ahí para siempre.
Sin pensar en nada, me quedo dormida en el lobby del hotel, finalmente el cuerpo le ganó a la mente. Me despierto al grito de "a desayunar" y me doy cuenta de que otros 25 habían caído conmigo. Llegó al comedor, pero la resaca no me deja comer nada, sólo tomar un poco de yogur horrible. Duermo otra vez, en el comedor, junto con otras almas que se rinden ante Morfeo y sólo me levanto para salir corriendo al baño y devolver el yogur, y todo el alcohol con el que ahogué mis penas la noche anterior.
Cuando salgo, no entiendo nada, el coordinador me apura, me dice que me tengo que subir al micro, que duermo ahí. La idea de un coche cama con aire acondicionado me entusiasma, y obedezco de buena voluntad. Cuando subo, me encuentro con un dormidero ambulante, mis compañeros de sueño también están ahí, descansando, soñando.
Recién ahí me entra la duda, porqué dormir arriba de un micro, y no en mi cama, en la habitación que me albergó estos últimos diez días. No importa, no importa nada. No importa donde, ni cuando ni porqué. Solo quiero dormir. Me siento al lado de A, que sigue despierta vaya uno a saber por qué. "Estas bien" me pregunta. "Si, vomité un poco nada más". "No mogólica, por Juan te digo". Ya ni en eso pienso, quiero dormir, "mañana en el desayuno hablo con él" pienso, y me dejo caer en ese asiento reclinable.
14:00 hs. Despierto, estoy descansada, la resaca me mata. miro la ventana y veo la ruta. Ahí entendí todo. ESTÁBAMOS VOLVIENDO A BS AS. Sin pensarlo, sin siquiera sospechar, me adentré en mi propia pesadilla, yo y otras 30 personas nos habíamos dejado engañar y voluntariamente rompimos con mi promesa. Nos engatusaron con la promesa de un largo descanso, con el "Mañana no se levantan temprano", nos vendieron gato por liebre, nos hicieron el engaña pichanga. Me siento una estúpida, ni siquiera resongué un poquito, yo misma me senté en el vehículo que me traería de nuevo a esta realidad que vivía antes del 30 de agosto, de vuelta a las preocupaciones, de vuelta a mi vieja. No quiero ver a mi vieja.
Bajo a la cabina del conductor a fumar un cigarrillo. Tengo bronca, no nos pueden hacer esto. El conductor me cuenta algo como que nos fuimos sin los coordinadores y tuvimos que volver a buscarlos, que por eso perdimos 3 horas de viaje, y nosotros ni nos dimos cuenta.
¿Cómo puede ser? No iba a ver más a Juan, y yo me pasé la última noche enojada con él. El reloj de arena eterno que tenía dentro se había roto, y yo había desperdiciado todo el tiempo que me regaló.
Hablando de Roma, Juan baja a fumar también. Le cuento mi desilusión, él dice que también se dejo engañar, que no sabía. Charlamos hasta que nos dicen que subamos, que vamos a pasar por un control y no podemos estar fumando. Pero yo estoy mareada, por lo que me acompaña a la parte de abajo del micro y me recuesto sobre él. Y ese momento, justo ese momento, vuelve atrás todo lo que había pasado la noche anterior, como si nunca hubiera estado con otra, como si fuera solo mío. Me juro que voy a atesorar ese momento, que lo voy a aprovechar. Pero cuando me quiero acordar ya pasaron tres horas. Su cabeza esta arriba de la mía, y me esta babeando. Sí babeando. Nos habíamos quedado dormidos, y él babea. BABEA. Pero en fin, fue tierno.
Las últimas doce horas de viaje las paso al lado de él, charlando, riendo, escuchando música, llorando. Llorando por la angustia que me reinaba, porque teníamos que volver y no quería. El me abrazaba, como nunca nadie me abrazó. Mi vida fue perfecta por doce horas.
Pero a las 10:00 hs del 9 de septiembre me bajo de ese micro, agarro mis valijas (que no sé quien las cargo al micro) y saludo a mi familia. Miro hacía el micro, y saludo tratando de esbozar una sonrisa, conteniendo las lágrimas. Saludo, y el micro se va, va a dejar al resto de los pasajeros. Pero justo cuando arranca el micro, veo una valija abandonada en el medio de la calle. Pregunto, no es de nadie. Miro la tarjeta con el nombre, es de Juan. Que humorcito que tenés Dios ehh. Llamo, aviso que quedo la valija. Vuelven, el conductor carga la valija y se sube. Él ni siquiera se baja a saludar. Se van, se va. Se fue.

martes, 11 de noviembre de 2008

Ahí estas otra vez

Acá estoy, hablando por messenger con vos, después de meses sin una ventanita naranja tuya. Hablo con vos y pienso en todo lo que te quiero aún conociendote tan poco. Pienso en como me dejaste con las ganas el viernes. Me cuelgo pensando en lo que podría ser junto a vos. Me cuelgo hasta que vuelve a titilar esa ventanita. Me estas hablando de estupideces, nada importante. Una pelicula, una fiesta, la gente que querés. Me hablas de estupideces y tus palabras dejan ver la buena persona que sos. Esa buena persona de la que me enamoré.
Y me confundís, no se que significa para vos esto, esta charla tan sorpresiva para mi. No se que significó esa insistencia por llevarme a bailar el viernes para después perderte entre la gente. No se que significó haberme invitado a tu habitación ese sábado para verte el domingo con otra mina adelante mío. No se que significó para vos haber pasado 24 horas conmigo arriba de un micro para después saludarme con desgano, vos desde arriba de ese micro y yo abajo, en la calle, viendo como se iba la persona que me acompañó por 10 días. Realmente no se que te pasa conmigo y me pone mal; preferiria que me digas que no queres nada conmigo, que no hablemos más. Preferiria no cruzarte en seven cada viernes si no puedo estar con vos toda la noche.
Cuelgo pensando, hasta que titila la ventana. Me hablas del viaje en que nos conocimos, me hablas de lo bien que lo pasamos juntos, primero me alegro por el comentario, después se me escapa un "caradura" . Aunque cuando lo pienso se me escapa una sonrisa, si después de todo sos un caradura lindo, un caradura que me enamoró.
Pienso que te quiero, sonrío. Y ahí esta otra vez esa bendita ventana que titila.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Crónica de un viernes nefasto

Viernes a la noche. No tengo ganas de salir, pero no me quiero quedar en casa. Vamos con Maru a un pub en caballito. Me hago amiga del patovica, que más tarde me mandaría mensajes de texto de manera insoportable (no puedo volver al pub nunca más). Aparece Juan con un amigo suyo que estuvo con Maru en Bariloche. Tomamos unas cervezas. Insisten en que vayamos con ellos a seven. Tomamos un taxi y entramos al boliche. Bailamos un rato, tomamos. Parece que hoy se me da con Juan. De repente, "chicas quedense acá, ya volvemos". No los vemos más en toda la noche. Me encuentro con Leandro, un compañero del colegio y me consuelo con unos besos suyos. Mensaje a Juan: "nosotras nos vamos, un beso". No hay respuesta. Llego a mi casa, y me acuesto enojada.

Porque Juan me puede de esa manera. Porque me pasé todo el sabado pensando en él? ehh? EEHHHH?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cooper


Él es Cooper, el perro que mi tío le regalo a mis abuelos. Es un maltés y es lo más tierno que vi en mi vida. Yo siempre defendí a los perros truchos, los de raza no me gustaban, pero este se ganó todo mi cariño. Es juguetón, hiperactivo. Va, viene, salta, ladra, juega. Ahora me la paso en la casa de ellos, ese perro me levanta el ánimo, me da el cariño que hace mucho vengo necesitando de un humano. Y si, el perro es el mejor amigo del hombre.

lunes, 3 de noviembre de 2008

I'm just fucked up

Me incomoda estar con otros hombres que no sean G o Juan.

En los últimos días los vi a los dos, y a pesar de que con G me quería morir y estaba re nerviosa, pude charlar con los dos muy cómoda, ser yo misma sin ningun problema.
Pero el sábado fui a bailar con las chicas a seven y cada vez que venía un tipo a levantarme lo sacaba cagando, porque me sentía mal, me sentía ultrajada, no se. Era como si me diera verguenza que me vieran con un tipo, a mí, justo a mí que me encantan los hombres.

Yo no lo puedo creer, me siento Alfie en su visita al proctólogo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

vamos a bailar, toda la noche

Viste cuando un viernes a la noche tenés todas las ganas de salir a bailar, y conocer gente, y emborracharte, y volver a las 8 de la mañana a tu casa y que no te den más las piernas?
Bueno, ayer era esa noche. Pero que paso?

Suena el telefono:
Maru: No salgo, me pelee con mi viejo.

Vuelve a sonar el telefono:
Agus: Me siento mal, me quedo en casa. (Leasé: Me voy con Gabi al telo)

Riiiing:
Flor: Me fui de mi casa, estoy en lo de mi abuela, hoy no salgo.



Pero la puta madre.